29 diciembre 2012

Pensaron que era un lobo

En un cuarto
diáfano
de oscuridad
un hombre
enciende un círculo
de nicotina,
perturbando
de naranja
las sombras del mundo.  
Da una calada
expira el humo. 
La negrura
de la noche
respira. 
Del bolsillo
del pantalón
saca
un sobre. 
Abre la puerta
de la luz
y rompe el sobre
en la nevera. 
Lo rojo
de los números
perturba
lo blanco
del humo. 
Tiembla
lo blanco
de las baldas
de la nevera.
Amarillea
lo blanco
de los ojos
del hombre.
Lo blando
de las emociones
se resiente.
Aplasta
el hombre
el círculo
de nicotina
contra las yemas,
contra el suelo,
perturbando
lo naranja
de la colilla
lo cuadriculado
de las baldosas. 
Cierra
la puerta
y desenchufa
el cable de la luz
para siempre.
Un cuerpo
camina
va y vuelve
en la oscuridad
de las baldosas. 
Un pecho
se infla. 
Un puño
se cierra. 
Una vena
se hincha.  
Un grito
oxidado
perturba
lo blando
de la noche.

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