27 diciembre 2012

Moral anarquista

[...] Hace treinta años, la juventud rusa se planteaba apasionadamente esta misma cuestión. 'Seré inmoral', decía un joven nihilista a su amigo, dando rienda suelta a los pensamientos que le atormentaban.  
'¿Por qué no lo había de ser? ¿Porque la Biblia lo quiere? La Biblia no es más que una colección de tradiciones babilónicas y judaicas coleccionadas como los poemas de Homero, las canciones vascas o las leyendas mongolas. ¿Debo yo volver al estadio intelectual de los pueblos semibárbaros de Oriente? 
¿Seré moral porque Kant me habla de un imperativo categórico, de una orden misteriosa que surge del fondo de mí mismo y me obliga a ser moral? Pero ¿por qué ese imperativo categórico ha de tener más derechos sobre mis actos que aquel otro imperativo que de cuando en cuando me incita a emborracharme? ¡Es sólo una palabra, como la de Providencia, o Destino, inventada para encubrir nuestra ignorancia! 
¿O quizá he de ser moral para dar gusto a Bentham, que quiere hacerme creer que seré más feliz si me ahogo por salvar a un desconocido caído al río que si miro cómo se hunde?
¿O bien, por último, porque mi educación es así, porque mi madre me enseñó la moral? pero entonces debo arrodillarme ante una imagen de Cristo o la Virgen, he de respetar al rey, inclinarme ante el juez que sé es un sinvergüenza, todo ellos simplemente porque mi madre, muy buena, pero muy ignorante, me enseñó una serie de tonterías. 
Tengo estos prejuicios, como todo el mundo, e intentaré deshacerme de ellos. Incluso si me repugna ser inmoral, me obligaré a serlo, como cuando siendo adolescente dejé de tener miedo a la oscuridad, al cementerio o a los fantasmas y a los muertos, cosas todas que cuando niño se me habían inspirado. [...]''

La moral anarquista
Kropotkin 

No hay comentarios: