01 junio 2011

Los pincipes del tendal

- ¿Qué te pasa hoy? Te noto rara...
- Nada especial. No sé, llevo unos días decaida. La vida en este patio ha perdido interés para mi. Con la de cosas que están pasando ahí fuera... y nosotros aquí, colgados de esta cuerda estática.
- Ay pincipesa... si ya se que este patio no es que sea una montaña rusa de emociones... pero tampoco se está tan mal.
- Bueno, no se está mal.... hasta que se está mal. Y yo... estoy harta de ver esta misma pared blanca todos los días. Estoy astiada.
- No, cariño, tu lo que estás es ostiada, que desde la caida de la semana pasada no has vuelto a ser la misma. Yo creo que se te tuvo que meter alguna  piedrecita en el cerebro.
- ¡Qué piedra ni que piedra! ¡¡Pero si soy de plástico malo!!
- Bueno, lo que quiero decir es que antes de la caida eras feliz con los pequeños detalles; con el roce de la cuerda, con las formas de las grietas de la pared, con el movimiento del sol y la luna, con las manchas en la colada... Esas cosas minúsculas te hacían gracia.
- Ya, pero ahora no. Ya no.
- Bueno, pues aquí no hay otra manera de vivir... ¿Por qué no pruebas a respirar hondo?
- nnnnnnnnffffff fffffuuuuuuuuuu, nnnnnnnnffffff ffffuuuuuuuuu, nnnnnnnnnnnnffffffffff fffffuuuuuuuuuuuuuu...
-¿Mejor?
- Si...
- Venga, vamos a dar un paseo mientras te cuento más secretos.
- Nnnnnfffff fuuuuu..... Ay... qué haría yo sin ti... nnnnnfffff fuuuuu........ pincipito mio...
- Pues seguramente muchas cosas, pero no respires tan hondo, a ver si vas a hiperventilar....

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